HUÉSPED DE MI VIDA
Viniste en la primavera
A verme a la feria.
Tu nombre lo decían las flores
Entre sevillanas, mi corazón
Y mil aromas por las aceras.
Trajiste a mi alma
El arpa de la música,
Tocada entre muchas delicadezas.
Encendiste mi lámpara
De luces y enhorabuena.
El suelo y el cielo de Málaga
Cantaban al unísono
Tu amada y divina presencia.
Los pájaros de la ilusión
Bailaban sobre tu cabeza.
Las fibras del corazón
Se iluminaban de alegrías
Y plegarias en la noche malagueña.
Felipe Santos, padrecito salesiano