Saber ser agradecidos
El mejor negocio
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
En el ambiente taurino es muy renombrado el torero Curro
Romero de Sevilla. Fue memorable una ocasión cuando cortó ocho
orejas a seis toros, siendo el torero que más orejas ha cortado en
una tarde en la principal plaza de toros de Sevilla, La Maestranza.
Incluso tiene un monumento en Sevilla.
Se retiró en el año 2000 habiendo realizado alrededor de 900
corridas. Se retiró con 66 años, después de 42 años de actividad
profesional. En 1962, Curro debutó en la Monumental de México.
El 3 de marzo de 2001 un jurado lo incluyó dentro de la lista
de los 10 toreros más importantes del siglo XX. Hay una anécdota
en la vida del Curro que nos ayudará a reflexionar.
2) Para pensar
El periodista Antonio Burgos escribió su biografía en un libro
que intituló: “Curro Romero, La Esencia”.
Ahí nos relata una anécdota de la niñez del Curro: resulta que
siendo niño iba al colegio y tenía un compañero de clase el cual
siempre llevaba algunas sabrosas castañas. A Curro se le antojaban
mucho y deseaba comerlas. Sin embargo, por ser de una familia de
escasos recursos no tenía para comprarlas.
La madre de Curro, no obstante su penuria, había podido ir
ahorrando con mucho esfuerzo durante varios años unas monedas
de plata que guardaba para cuando se presentara una enfermedad
o una emergencia.
El niño Curro se había dado cuenta dónde las guardaba y un
mal día se le ocurrió tomarlas para cambiárselas a su amigo por
unas castañas. Y así lo hizo. A escondidas tomó todas las monedas
de plata y llegó a su escuela donde hizo el intercambio. Y cuenta el
Curro que en ese momento pensó que había hecho el mejor negocio
de su vida. No pensó así su mamá cuando se enteró y ya nos
podemos imaginar la regañada y castigo que le puso.
Unas castañas por unas monedas de plata. Así es la Alianza
que tenemos con Dios, y ese sí es el mejor negocio. Le damos lo
poco que tenemos y somos y Él, en cambio, nos ofrece su Amor, la
Vida eterna.
Nuestras obras, oraciones, actividades, aunque estén bien
hechas, no dejan de ser pequeñas ante Dios, ante Él serían como
unas simples castañas. Sin embargo, el Señor, por su gran amor y
misericordia, las recibe unidas al sacrificio de su Hijo y nos devuelve
su amor, esas monedas de plata, que son más que la plata y el oro.
Pensemos si somos agradecidos con el Señor por esas
“monedas” que no deja de darnos.
3 ) Para vivir
A veces podemos distorsionar el valor de las cosas y
considerar que lo que queremos es de mayor valor que los bienes
espirituales que Dios nos otorga.
En un punto de su libro “Camino”, San Josemaría Escrivá nos
invita a reflexionar sobre la generosidad de Dios: “Considera lo más
hermoso y grande de la tierra..., lo que place al entendimiento y a
las otras potencias..., y lo que es recreo de la carne y de los
sentidos... Y el mundo, y los otros mundos, que brillan en la noche:
el Universo entero. –Y eso, junto con todas las locuras del corazón
satisfechas..., nada vale, es nada y menos que nada, al lado de este
Dios mío! – tuyo!– tesoro infinito, margarita preciosísima, humillado,
hecho esclavo, anonadado con forma de siervo en el portal donde
quiso nacer, en el taller de José, en la Pasión y en la muerte
ignominiosa... y en la locura de Amor de la Sagrada Eucaristía” (n.
432).
Vivamos agradecidos con el Señor no dejando de
manifestárselo.
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