Esperar más allá de la tormenta
P. Fernando Pascual
25-6-2011
Las olas aumentan. El viento sopla fuerte. La nave sube y baja, como un juguete. El mareo domina
a tripulantes y pasajeros.
Comienzo a tener miedo. Creí que el viaje iba a ser sencillo. El día claro, el mar sereno. Los
pronósticos eran buenos.
La tormenta, sin embargo, ha llegado. Las seguridades dejan de serlo. Las olas golpean, una y otra
vez, a la barca, que parecía fuerte y firme en los momentos de bonanza.
También la barca de la Iglesia sufre por las olas. Traiciones y pecados, ambiciones y envidias,
lujurias y soberbias, rencores y apatías.
Fuera, críticas mordaces, llenas de rencor, deseosas de venganza. Dentro, la cobardía de los
“buenos” que no lo eran, la desfachatez del hermano que traiciona por la espalda, la perfidia de
quien se deja arrastrar por pasiones miserables sin alcanzar a percibir el daño que provoca en sus
hermanos más frágiles.
Tengo miedo, sí, ante tantas críticas, ante tanto escándalo, ante tantas voces, ante tantos dedos
inquisidores. Tengo miedo de mí mismo, porque nadie puede decir que no caerá donde otros han
caído, porque yo puedo llegar un día a ser un traidor y un enemigo dentro de la barca de la Iglesia.
Luego, dentro, como un susurro, una voz me invita a confiar. “No temas”. ¿Quién la dice? ¿Desde
dónde quiere darme confianza? ¿Por qué ahora ese sonido interior, casi imperceptible?
Es difícil recuperar el valor cuando las olas arrecian y cuando parece que no hay manera de
controlar la nave. Pero si recordamos que Dios es omnipotente, que la gracia vence el pecado, que
la última palabra de la historia la pronunciará el Cordero sacrificado, entonces surgen fuerzas que
no son humanas, que vienen de los cielos...
El miedo ha quedado a un lado. La invitación de Cristo a no temer brilla con una belleza
indescriptible. Es la hora de esperar a pesar de la tormenta.
Empezamos nuevamente a trabajar, como siervos inútiles pero disponibles, para que el Evangelio
pueda dar esos frutos de amor y de esperanza que tanto necesita cada corazón humano.