Hombre Nuevo
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José Manuel, L.C.
Tráfico de mujeres
Las “trabajadoras sexuales” están formando su propio sindicado mientras que
algunos países las quieren inscribir en el ámbito laboral para garantizar sus
propios derechos. ¿Será que ya van a poder emitir facturas? ¡Señores, el
tráfico humano no puede ser legalizado porque la persona no es una mercancía
con la cual se pueda negociar! Al contrario, los proxenetas deben ser
perseguidos y castigados lo mismo que “los clientes”. Este negocio mueve
7,000 millones de dólares al año en el mundo. Lo dramático es que la principal
causa es la pobreza y la inmigración. Estas mujeres están en condiciones
totalmente desfavorables que otros aprovechan sin escrúpulos para sacar
provecho de su miseria y desesperación. El engaño, las amenazas y el mal
trato son el ambiente en el que luchan por sobrevivir. Las modernas
tecnologías de telefonía y el Internet, por desgracia, facilitan su difusión y se
benefician económicamente de este tipo de servicios convirtiéndose en
cómplices del mercado humano. ¿Qué hacer? Tomar conciencia del drama y
reaccionar porque como pobres y prostitutas siempre los habrá, entonces no
hay nada qué hacer. La Iglesia puede ofrecer más hogares dónde rescatar,
sanar y ayudar, mientras que el gobierno puede realizar acciones más
contundentes para frenar el tráfico de mujeres. twitter.com/jmotaolaurruchi