“No estéis agobiados por la vida” (Mt
6,25)
Felipe Santos, SDB
Dios es amigo de dar. Cada día abre su
mano y sacia de favores a todo viviente.
El agobio es una enfermedad que
incapacita para recibir. Sopla, al
anochecer, sobre tus agobios. Imagina
que son hojas secas que están en tu
mano y que tú lanzas al suelo con tu
soplo. No te hacen ninguna falta.
Tu vida es una canción, que quiero
danzar con la música universal del amor.
Tu vida es una canción, que quiero cantar
cada día a mis hermanos.
Ayer hablábamos de la consecuencia que ocasiona el
estar apegado a lo material: la esclavitud. No
queremos decir que lo material sea malo en sí;
simplemente que, cuando eso material esclaviza a la
persona, se vuelve alienante y dañino. Lo material,
y, en el caso del evangelio de hoy, el dinero, es un
medio para nuestra subsistencia; no es el fin último
de nuestra existencia, como muchas veces se toma.
No pueden estar ustedes al servicio de Dios y del
dinero ”, nos dice el Señor. Un siervo de Dios no
tiene amor al dinero, sino a su proyecto de vida, en
el que el dinero juega un papel importante, pero no
fundamental. “ No anden angustiados por la comida
para conservar la vida o por la ropa para cubrir el
cuerpo ”. Pareciera que Jesús estuviera promoviendo
el no hacer nada, porque el Padre nos lo dará todo.
La bien llamada providencia de Dios significa
abandonarse con plena confianza a las manos del
Padre. Y la actitud del discípulo ante esa providencia
no es quedarse quieto y esperar a ver qué pasa, sino
buscar ante todo el Reino de Dios y su justicia, que
se traduce en trabajar por un mun do mejor.