ALGO MÁS QUE PALABRAS
EL MOLDE HUMANO
Los seres humanos podemos estar hechos todos del mismo barro,
pero es el molde humano el que nos diferencia a unos y otros. Cada
persona, ciertamente, tiene su carácter, pero ha de sentirse unido a los
demás. Ese sentido de unión y de unidad es una cuestión urgente a
desarrollar en un mundo cada día más complejo y globalizado. Ha llegado el
momento de que los moradores del planeta nos planteemos esta cuestión,
la de la emergencia humana como deber naciente y como obligación
principal. Mucho se habla de educar a los jóvenes para la justicia y para la
paz, pero poco se platica de moldear comportamientos, de sensibilizar
actitudes que frenen la galopante deshumanización que padecemos.
El molde humano no es una cosa, es una grafía del alma que imprime
vida, que por sí misma exige compartir esa existencia. No olvidemos que
nuestra única meta debe ser vivir, sabiendo vivir y dejando vivir. Por tanto,
gobiernos que cometan crímenes contra la humanidad no pueden quedar
impunes. ¿Por qué sucumbir a su siembra de odio y venganza? Hay que
plantarse. Debe cesar cuanto antes este fanatismo destructor de la especie
humana, que, por otra parte, se ha convertido en una fuente de peligro
permanente. La prisión que vive hoy el mundo entero, a causa de los
fanáticos, no puede seguir por más tiempo, necesita que la humanidad
reaccione, de lo contrario la degradación será total, y todos acabaremos
reducidos a la nada. El fanático no entiende de diálogos, piensa que sabe
más que nadie, se siente Dios, y sólo desea que los seres humanos estén a
sus pies.
Las personas civilizadas, o sea las personas de molde humano, saben
que no se nace intolerante, sino que se llega a serlo, y una causa primaria
del intransigente es la ignorancia. Consecuentemente, nuestra tarea es
hacer frente a la barbarie con injertos de libertad, pero también con firmeza
en las decisiones, que nacen sin duda del conocimiento. Téngase en cuenta
que aquello que uno conoce, se entiende más fácilmente y se puede razonar
mucho mejor. En cualquier caso, el crimen y la inseguridad han de
terminar, puesto que amenazan directamente al desarrollo humano, a la
prosperidad y a la estabilidad de los pueblos.
Todos debemos implicarnos y aplicarnos, pues, en detener las riadas
de violencia y violaciones que aterrorizan el planeta. Si en verdad se
interiorizara el molde humano en la dirección de su propia humanidad,
estoy absolutamente convencido que alcanzaríamos el mayor progreso. El
mundo precisa abrazos permanentes y una voluntad pacifista y pacificadora.
Basta con que un hombre odie a otro para que el odio vaya corriendo hasta
la humanidad entera, dijo Sartre. Siguiendo esta misma estela en contrario,
basta con que un hombre ame a otro para que el amor vaya corriendo hasta
la humanidad entera, dice servidor. Es cuestión de tomar la ruta que nos
engrandezca por dentro. Al fin y al cabo, un corazón grande es el perfecto
molde humano porque de él siempre emanará la ternura.
Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
corcoba@telefonica.net
8 de junio de 2011