"Si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará"
(Jn 16,23)
Felipe Santos, SDB
Porque Jesús ha abierto el camino para el encuentro
con el Padre, éste ya no es tierra desconocida, ni su
recuerdo se oscurece en la memoria. Al decir Jesús
que el Padre es amigo sorprendente de la vida, los
pobres se acercan a Él con confianza y le piden. A
tu alrededor hay personas generosas, a las que no
se les queda nada entre las manos; todo lo dan.
Descúbrelas. Pueden ser una presencia alentadora
para tu camino.
Padre, ¡qué amigo eres de dar! Nada se te pone por
delante. Gracias.
La famosa frase “pidan y se les dará” se ha convertido en
una invitación equivocada a pedir lo que nos venga en
gana. Muchas veces no sabemos pedir a Dios. Pedimos
cosas que no tienen ninguna trascendencia para nuestras
vidas y las de los que a diario comparten con nosotros.
Pedimos cosas tan absurdas como, por ejemplo, ganar la
lotería, como si Dios se metiera en los juegos. De
antemano debemos saber que Dios no concede tales
peticiones; es más, Dios no concede cosas materiales a
quien se lo pide. Así lo entendió Pablo cuando el mismo
Señor le dijo: “Te basta sólo mi Gracia” (2 Cor 12,9). ¿Qué
más podemos desear y pedir sino la Gracia venida de
Dios? ¿Acaso nos hará falta otra cosa si tenemos esa
Gracia? Jesús nos mostró la grandeza del amor del Padre.
Ya sabemos que nuestro Dios es un Dios que está a favor
de los desposeídos, de los que sufren, de los que pasan
necesidad… Pidamos que sepamos estar siempre
dispuestos a ayudar a estas personas que tanto necesitan
de nuestro cariño, nuestra comprensión y nuestro apoyo.