Intentos de cambiar la sociedad
Ángel Gutiérrez Sanz
Durante el tiempo que ha durado la Acampada espontánea del 15 M en la Puerta
de Sol de Madrid han tenido lugar anécdotas dignas de ser reseñadas: Yo me he
quedado con la protagonizada por un grupo de feministas Que irrumpieron en la
Plaza con una pancarta en la que se podía leer : “La revolución será feminista o no
será”. La respuesta no se hizo esperar por parte de los allí acampados , tanto ellos
como ellas, profirieron gritos y abucheos contra estas féminas revolucionarias, que
intentaban incorporarse al acto de protesta. Las feministas no entendieron esta
reacción. Pensaban que también ellas tenían razón para sentirse descontentas con
lo que está pasando y expresar su indignación.
“Parece, dicen, que hay quien se resiste a entender que no es posible proponer una
democracia real que no incluya la mitad de la población y que no integre la
perspectiva feminista en el proceso de transformación social. Las ramificaciones del
patriarcado persisten incluso entre quienes dicen actuar desde el espíritu
revolucionario”.
Pasado un tiempo y una vez que los ánimos se han ido templando, se puede hacer
una reflexión serena sobre lo que dicho suceso deja entrever. No hay duda que el
reconocimiento de la mujer es un valor esencial en el cambio de modelo de
sociedad; pero no creo que contra esto fueran dirigidos los abucheos, no lo creo.
Debió ser un mal entendido.
El grupo de feministas revolucionarias que irrumpieron en la Acampadasol
desplegando la pancarta no supieron entender que en esta concentración surgida
de forma espontánea, carecía de toda intencionalidad política , social, sexual o
cualquier otro tipo de connotación y por eso es precisamente ha sido
generalmente bien recibida. Desigualdades y discriminaciones hay muchas en
nuestras sociedad, no sólo en razón de sexo. Las marginaciones, desatenciones,
olvidos, malos tratos etc, no los padecen sólo las mujeres, también los niños, los
jóvenes, los ancianos, los marginados, los inmigrantes, incluso los más débiles que
todavía no han nacido, señoras feministas y contra todo ello es preciso levantar la
voz. Todos los abusos son dignos de consideración, ellos son los que están
provocando esa indignación generalizada. La regeneración social que se pide y que
está en boca de todos, no hace distingos y de lo que se trata es de erradicar todo
tipo de deshumanización, injusticias y corrupción que nos envilece. Lo que
queremos es una sociedad humanizada y no mercantilizada , en la que todos
seamos tratados como personas y no como objetos. No era el momento de
protagonismos y de hacerse notar.
Esto no quiere decir que les falte razón a las mujeres cuando dicen que :” Es
imprescindible incorporar un enfoque feminista en la transformación del modelo
económico y social al servicio de las personas y el planeta, en los servicios públicos,
en la creación de otro modelo de ciudad y gestión del territorio y, en las políticas
ambientales y agroalimentarias” o cuando aseguran. que “es imprescindible que las
mujeres sean protagonistas en dichos procesos de transformación social, política y
económica y en las decisiones que se tomen para este fin y también en el diseño,
ejecución y evaluación de las políticas resultantes”.
Es comprensible que las mujeres ya no se conformen con tener un trato igualitario
al hombre y aspiren a algo más, como es por ejemplo, tomar parte en la
construcción de un mundo que también a ellas les pertenece y que hasta ahora ha
sido y sigue siendo un mundo sólo de hombres y para hombres Seguro que un
mundo en que la mujer interviniera más activamente sería un mucho más
hospitalario , menos violento , menos agresivo, menos competitivo y mucho más
cálido y humano por eso bien venida sea la aportación femenina y bien venidas
sean todas las mujeres indignadas no sólo por todo lo malo que les está pasando a
ellas, sino por todo lo malo que les está pasando a los demás. El futuro de una
“sociedad mejor” pasa necesariamente por la solidaridad. Solamente podemos
hablar de un mudo mejor cuando en él quepamos todos.
¡Cuidado! pues con sectarismos exclusivistas , que a lo único que pueden conducir
es a incomprensiones y enfrentamientos. Hombres y mujeres se necesitan
mutuamente, están llamados a entenderse y a trabajar juntos en un mismo
proyecto que salve todos los obstáculos para conseguir una sociedad de todos y
para todos. La revolución feminista no puede alimentarse por el espíritu revanchista
que mira al hombre como a un enemigo natural al que hay que someter para que la
mujer pueda llegar a ser y tener lo que la corresponde. El matriarcado como
respuesta al patriarcado, no creo yo que sea la solución.