El suceso de la aguja perdida
Saber buscar en nosotros
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
El Papa Benedicto XVI hacía la observación de que hoy en día,
para varios, Dios parece haber desaparecido o es indiferente. Sin
embargo vemos al mismo tiempo muchos signos que nos indican un
despertar del sentido religioso, un redescubrimiento de la
importancia de Dios para la vida del hombre, una exigencia de
espiritualidad, de superar una visión puramente horizontal y material
de la vida humana.
Tanto el hombre de las cavernas como el hombre "digital",
seguía diciendo el Papa, busca en la experiencia religiosa el camino
para superar su finitud. Es preciso, pues, no dejar de buscar a Dios.
Pero, ¿dónde podemos buscarlo? ¿a dónde ir?
Unas personas viajan en busca del sentido de sus vidas, para
encontrar la razón de sus esperanzas, o tratando de hallar la propia
paz y felicidad. Pero la felicidad no se encuentra en los aeropuertos
o carreteras. El problema está dentro y no puede ser resuelto fuera.
Todo lo que se busque en el mundo exterior, será huir de uno
mismo... La solución está dentro de nosotros mismos.
Un relato nos podrá ayudar a clarificar la solución.
2) Para pensar
Una mujer estaba en una plaza buscando algo. Curiosa, una
vecina le preguntó qué había perdido: “Una aguja”, respondió.
Todos se apresuraron a ayudarla a buscar la aguja. Al
atardecer, ya cansados de la búsqueda, los vecinos le preguntaron:
Pero, “¿dónde la has perdido exactamente?”
La mujer respondió: “Dentro de mi casa, pero como aquí hay
más claridad, pensé que tendría más posibilidades de encontrarla...”
Una mujer le dijo enfadada: “¿Cómo nos has hecho perder
tanto tiempo buscando aquí fuera algo que perdiste dentro?”
La mujer, que era una monja, dio una enorme carcajada y
contestó: “Es curioso. Pero sucede lo mismo con ustedes: cuando
pierden la felicidad en sus corazones, van y la buscan fuera de
ustedes, salen al mundo exterior pretendiendo encontrarla...
Cometen el mismo error que ahora me achacan a mí. Así es su vida.
Buscan fuera lo que perdieron dentro. Pues sepan que solamente en
el silencio de sus corazones, en el diálogo con Dios, podrán
encontrar la felicidad perdida...”
3) Para vivir
El Papa Benedicto XVI señalaba que el hombre busca la
belleza, posee un deseo de amor y de felicidad, una necesidad de
luz y de verdad: el hombre porta en sí el deseo de Dios. Y el
hombre sabe que puede dirigirse a Dios por la oración.
Santo Tomás de Aquino, uno de los más grandes teólogos,
define la oración como la "expresión del deseo que el hombre tiene
de Dios".
Esa oración es una actitud interior, antes que una serie de
prácticas y fórmulas, es un modo de ser ante Dios. Pero la
experiencia de la oración es para todos un desafío, una "gracia" que
invocar.
En la oración el hombre se considera a sí mismo y su situación
ante Dios y experimenta ser una criatura necesitada de ayuda. Por
ello durante la oración se expresa al arrodillarse. Ese gesto declara
su propio límite y necesidad. A Él le declaro ser débil, necesitado,
"pecador".
Solo en Dios se cumple la búsqueda del hombre.
Por último, el Papa Benedicto XVI nos invita a pasar más
tiempo ante Dios que se ha revelado en Jesucristo, que aprendamos
a reconocerlo en el silencio, dentro de nosotros mismos, su voz que
nos llama, para superar el límite de nuestra vida y abrirnos a la
relación con Él, que es Infinito Amor.
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