ÓRGANO EN LA CATEDRAL
Rompe su sueño el órgano y resuena
Como una selva virgen de rugidos,
Timbales y relámpagos buidos.
Y las bóvedas brincan en la escena.
Ya en la calma, su dulzura amiga estrena,
Como un ave, sus cantos no aprendidos,
Adelgaza, celestes, sus sonidos
Y, todo luz, el aire se serena.
Y penetra en tu alma todo el oro
Dulce de una armonía nunca escrita
Ni hablada ni cantada. Es otro coro
Que, en su embeleso, llega hasta la playa
Del silencio y su música infinita...
Y en sus brazos el alma se desmaya.
Felipe Santos, padrecito salesiano