“Quien guarda mi palabra no sabrá lo que es
morir para siempre” (Jn 8,51).
Felipe Santos, SDB
La palabra de Jesús te dice que Dios mira a cada ser
humano con infinito asombro y profunda compasión.
Guarda esto en el corazón. La palabra de Jesús te
dice que Dios no puede hacer otra cosa que darnos
su amor. Guarda esto en tu corazón. La palabra de
Jesús te habla de que a Dios le duele toda noche de
la humanidad, las víctimas de la pobreza, el
creciente desequilibrio entre ricos y pobres. Guarda
esta palabra en el corazón. La palabra de Jesús te
dice que ni siquiera la muerte pone fin a la
comunión con Dios y con los hermanos. Guarda esto
en tu corazón.
Te alabo, Padre, y glorifico tu nombre en cada una
de tus criaturas.
Un hombre fue acusado de robo. Aunque las evidencias
estaban en su contra, su hija afirmaba: “Yo conozco a mi
padre. Nada ni nadie me convencerá de que sea culpable”.
Finalmente se encontró al ladrón y el hombre fue declarado
inocente. Su hija conocía realmente a su padre. -- Jesús
nos habla hoy de ese conocimiento que nace de una
comunión tan profunda que uno se vuelve transparente
para el otro. Así se conocen el hombre y la mujer que se
aman de verdad. Así conoce Jesús a su Padre y así,
profundamente, su Padre le conoce a él. Este conocimiento
de comunión lo experimentamos también nosotros al
cumplir el mensaje de Jesús que nos hace conocer a Dios
como Padre. Quien no tiene la experiencia de ser hijo de
Dios vive en la esclavitud, porque lo concibe como Dios de
poder. La adhesión a Jesús, por la que recibimos el Espíritu
que vence a la muerte, pone el bien de la persona humana
por encima de toda ley, institución o religión. ¿Qué es Dios
para nosotros: amo, juez, policía o papá nuestro, como lo
sentía Jesús?