MI DOMINGO DE RAMOS
Vengo ante Ti,
con LA ALEGRÍA en mi alma
y de encaje visto mi sonrisa
vencida de rubor y de cansancio.
Hoy triunfas pero me duelen cicatrices
de cercanos sueños,
receptivos a la GRACIA
de Tu invisible designio.
Lloraré en esta Semana Mayor
sobre este mi corazón helado
- herido-
que Tú sanas limpiamente
sin suturas, amado Señor.
Pero hoy,
una oración de lluvias
me abre los ojos de luz
de Tu Luz,
adormeciendo-consolando
mis tercos pensamientos
que por Ti se incendian
con los colores soñados
del arco-iris.
Hoy, en la procesión de Ramos o Palmas,
Te seguiré con toda mi alma.
Felipe Santos, el padrecito salesiano