POEMA AL VIERNES SANTO
DOLOROSA
Un camarín tenebroso.
¡Dos ramitos de azahar
–tela y talco– te acompañan,
Virgen de la Soledad!
Una luz de mariposa
pone un horrible fulgor
en las cejas y la boca
de la imagen del dolor.
Una imagen con un manto
de velludo funeral,
¡ay! una imagen que llora
gotas de limpio cristal,
y tiene oblicuas las cejas,
estirada la nariz,
desencajada la boca,
y contrahecho el perfil,
y siete enormes puñales
perforando el corazón,
hincados por aquel mismo
pueblo de la compasión.
.
AL CRUCIFICADO
CANCIONCILLA DEL MENDIGO
Vengo a pedirte alegría
a Ti, que estás en la Cruz.
A que me consueles Tú.
A que me tiendas la mano
Tú, que las tienes clavadas
y sangras.
Dame limosna de luz,
Jesús:
¡habla!
Felipe Santos, padrecito salesiano