¡ QUÉ BONITAS!
¡Qué bonitas están ellas,
con su blusa azulada
y pantalón blanco!
Su mirada transparente,
Tan suave y tan fina,
Me llevan a soñar con ellas
Desde la distancia infinita.
¡Qué bonitas están ellas
con su blusa azulada
y su pantalón blanco!
La dulzura de su cara
Por mi alma entra
Como una ráfaga divina.
Sus bellas risas,
De arquitectura excelsa,
Muestran una amplia ternura
Tan bella como la rosa
Y tan suave como la brisa.
¡Qué bonitas están ellas,
con su blusa azulada
y su pantalón blanco!
Sus cabellos pulcros y negros,
En contraste con el blanco,
Les dan realce y hermosura
A la belleza de sus caras,
Arpa de su delicadeza y finura.
Ay Dios mío bendito,
¡qué alegría verlas de cerca
como unas flores preciosas
en mi corazón nacidas.
¡Qué bien haces las cosas, Señor!
Felipe Santos, el padrecito salesiano