“Como Jonás fue un signo para los habitantes
de Nínive, lo mismo será el Hijo del Hombre
para esta generación” (Lc 11,30).
Felipe Santos, SDB
La deuda externa que paraliza el movimiento de
tantos países, es una señal. El movimiento
migratorio de millones de seres humanos, buscando
el pan para sus hijos, es una señal. Para esta
generación, Jesús es una señal. ¿La has
descubierto?. Donde está Jesús siempre hay un
signo de vida y de amor en medio.
Orar es encontrar milagros en la vida sencilla de
cada día .
Corre por internet el cuento del niño que gritó en la
montaña: “Estúpido” y el eco le repitió “Estúpido”. El padre
le explicó al niño que la vida es como el eco, y lo invitó a
gritar cosas agradables: “Te quiero”, gritó el niño, y el eco
repitió: “Te quiero”. -- Esta catequesis del evangelio de hoy
sobre la oración parece no hallar lugar en nuestras vidas.
¿Por qué necesita Dios que le pidamos si él ya sabe lo que
necesitamos? Porque la oración es en nuestras manos la
herramienta que nos educa para hablar con nuestro Padre.
Y es la herramienta que Él tiene en sus manos para
educarnos en su amistad. No tenemos más que ver a los
niños malcriados a quienes nunca se les negó nada, para
darnos cuenta del bien que nos hace la oración de súplica
sencilla, confiada y agradecida. Esta enseñanza de Jesús
termina con la llamada “Regla de oro”: “Traten a los demás
como quieren que los demás les traten”. El curioso
dinamismo del eco… Y con esto, Jesús resumió
sencillamente todos los libros del Antiguo Testamento.