CON CRISTO EN EL DESIERTO
Jesús, lleno del Espíritu Santo,
dejó las orillas del Jordán,
y el Espíritu Santo lo llevó al desierto...
Estamos en Cuaresma.
Nos invitas, Señor, a unirnos contigo el desierto.
Que el Espíritu Santo nos lleve, como a ti y
contigo.
El Espíritu te lanzaa hacer la experiencia de tus
antepasados:
La salida de Egipto,
después del “bautismo” del Mar Rojo;
míralos en el desierto en una larga marcha a la
tierra prometida.
Conocen la tentación...
Y sucumben a ella a menudo.
¡Cuántas veces se han enfado por causa del
hambre y de la sed!
También tú tienes hamble, dice el Evangelista...
Y el demonio quiere aprovecharse de ti:
Si eres hijo de Dios,
ordona a esta piedra que se convierta en pan.
Pero antes de escuchar las llamadas de tu cuerpo,
mira al Padre.
Hay un hambre más importante
que la estancia en el desierto nos descubre:
El hombre no sólo vive de pan,
sino de los que sale de la boca del Señor (Dt.8,3).
Felipe Santos, padrecito salesiano. ABRAZOS