Cinco panes y dos pescados...

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio 

 

Mi fe que por gracia de Dios he recibido me permite descubrir cada día, algo más de Dios.

Mucho se habla de los Milagros del Padre, en especial aquellos que nos dejo su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo.

Uno de ellos y muy significativo para mí es: “Es el de la multiplicaciones de lo panes”. (Mt. 14, 13-21; Mc. 6, 31-44; Lc. 9, 10-12)

Ello lleva mi mente a recordar aquellas palabras de un sabio sacerdote, “los milagros y los misterios de Dios” son como una fotografía aún no revelada, sabemos que allí está la imagen, pero nada vemos. La comprensión de milagros es hoy para mí, una gracia de Dios, “no por otra cosa que no sea, que por su gracia, yo comprenda el mensaje de Jesús”.

 

Divino Mensaje que cada día tenemos a nuestro alcance, en nuestra manos, pero que no siempre “perdemos” unos minutos para llenarnos de esa Palabra.

Y cuando uno lee esas Palabras de Vida, puede descubrir ese mensaje de Amor de Dios.

Dios envió a su Hijo al mundo para que nacido de ese Seno Virginal de su Madre: María Santísima, para que nos dejará un mensaje de Salvación.

Para que todo aquel que Cree en Jesús, tenga vida eterna por Él, y esa vida la podemos obtener en forma simple: “comiendo el Pan de Vida”, como nos lo hace saber en (Jn. 6, 1-15; 22-63)

 

Por eso en la Última Cena, Jesús, partió el pan y entrego a sus elegidos, e igual hizo con el cáliz de su Sangre, dejándole a quienes serían los pilares de su Iglesia, aquel mandato dado en la multiplicación de los panes: “No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos”

Así  después de la Institución de la Eucaristía, cada día que un sacerdote consagra la Eucaristía, se hacen presente aquellos “cinco panes y dos pescados”.

 

Por su gran amor, Dios nos dejo a Su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, presente en LA EUCARRITÍA, para que nunca tengamos hambre de Dios, aún cuando yo me sienta indigno de acercarme a Él, su Misericordia es infinita y permite que yo, aún siendo un “gusano” pueda cuando tenga ese “segundo de arrepentimiento” de hinojos y con un corazón contrito diga: Perdón te pido por mis pecados, no me niegues tu gracia divina”

 

El mundo tiene hambre de Dios, no por falta de Pan, tiene hambre de Dios por haber perdido aquello que nos hace Hijos de Dios: La dignidad, la fe, el saber perdonar, y lo más importante,

Reconocer que Jesús es el Hijo de Dios y que Él es PAN DE VIDA…

 

                                                                                            lorenzo  06/08/2014