Frio

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio 

 

En la gélida mañana de julio, bajo la llovizna cruel que penetra mi piel…

Mis pies me llevan aún en contra de mi voluntad…

Mi corazón le pregunta a mi alma… ¿Dónde me llevas?

Ella haciendo caso omiso al reclamo empuja mis pies bajo la lluvia…

 

Atrás va quedando el viejo boulevard, adelante aparece ella…

La estación de trenes, el frío, el cansancio, no impiden seguir…

Mi alma me empuja obstinada y decidida en busca del calor de mi corazón…

El sonar del silbido del tren que llegaría en instantes a la estación, llego a mí…

 

Como un último impulso nacido está vez del corazón…

Salieron mis pies en busca de ese tren que entraba ya al andén…

Detuve mi correr frente a él, mi boca exultaba  mi gozo interior…

Los pasajeros descendían, busque entre ellos a quien esperaba…

 

Entre el gentío mis ojos escudriñaban  aquellos rostros…

De pronto del cuarto vagón descendió, latió mi corazón, se gozo mi alma…

Nuestros ojos se encontraron, nuestros pasos se hicieron ligeros…

Mis brazos abiertos recibieron su cuerpo, nuestros labios, el amor…

 

Ella llegaba después de días  de ausencia, volvía para ya no irse  más…

Sería en días, ella, mi esposa frente a Dios y a los hombres…

El frío desapareció, el cielo seguía cubierto, pero veíamos brillar el sol…

Eso es el amor, hace que el calor esté aún en un frío día de julio…

 

                                           lorenzo   16/07/2014