El mar, y el Rosario en tu pecho

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio 

 

 

 

El día le decía adiós al alba que le dio vida…

El sol poniente dejaba sus rayos penetrar en el mar…

Entre el mar y el horizonte una figura se hizo vida…

Oscura a causa del contraste del atardecer  que veían mis ojos…

 

Se oculto el sol buscando en su huida a su enamorada, la luna…

Mis ojos pudieron ver aquella figura en plenitud en un aura dorada…

Negra su camisola realzaba las blancas cuentas del Rosario en su pecho…

Guie mis pasos  hacia ella, a sus piernas las cubrían una falda verde mar…

 

Cuando frente a ella llegue, sus ojos enmarcados en oscuro rímel…

Me mostraron dos esmeraldas fulgurantes en aquel  atardecer…

Sus pies humedecidos en la húmeda arena se movieron hacía mi…

Nuestros ojos mostraron nuestros corazones abiertos…

 

Paso el  tiempo el mar aún está allí como esperándonos…

El blanco Rosario sigue sobre el pecho en que mis ojos lo vieron…

Ella es hoy mi esposa, yo pretendo dejar en letras aquel encuentro…

Encuentro previsto aún sin conocernos, el sol, la luna y el mar lo saben…

El Rosario, fue el signo visible que yo debía encontrar aquel atardecer…

 

                                                                               lorenzo  17/09/2013