Frente de tormenta en la estancia

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio 

 

 

 

Negros nubarrones se otean sobre el horizonte.

La tensa calma preanuncia la tormenta.
Las aves vuelan buscando refugio,
en sus nidos, cobijan los polluelos con sus alas,
los animales todos, muestran su inquietud.

El color azul-verdoso de las nubes
le indican al baqueano la furia a desatarse,
con fuerte voz anuncia la prevención,
todos atienden sus gritos,
y de sus casas, ventanas y puertas con cerrojo cierran.

El viento comienza su loca carrera
los árboles se arquean a su fuerza.

El aire se torna oscuro por la tierra que el viento arrastra,
ya el cielo grita su furia, con rayos, truenos y centellas.

El viento deja oír sus aullidos lastimeros,
y los rayos ponen sus notas fantasmales al lugar,
los truenos hacen sonar sus campanas importantes,
la lluvia torrencial, todo lo lava.

Dentro de las casas, todo es silencio,
y cada corazón eleva al Padre Dios, su plegaria,
es allí donde hombre descubre su pequeñez,
es allí donde el hombre busca amparo y protección en Dios.

Ya vuelve la calma, cesa la lluvia,
entre las oscuras nubes se vislumbra un cielo azul,
las aves vuelan entonando cantos,
los animales retozando, expresan su alegría.

Las puertas y ventanas se abren, salen los hombres
miran al cielo y en unísono coro todos elevan al Padre,
sus alabanzas dando gracias porque sus ruegos fueron escuchados,
y se sienten así, unidos a Él.-

                                          lorenzo     02/1992