Dónde están

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio 

 

 

 

¡Oh! Tristeza la de mis ojos...
ya no ven hoy, al recorrer la vista por el campo,
la lechuza en los postes,
ni al pecho colorado, mostrando su encarnado 
sobre el verde-violáceo del alfalfar en flor.
Ausente está de los alambrados, aquel pajarillo de blanco traje,
en el cual, sus alitas negras mostraban su señal de luto
acusando así su nombre vulgar de “viuditas”.

En el silencio del campo, no perciben mis oídos...
al agudo chillido que desde las alturas me llegaban,
de chimangos, caranchos, aguiluchos y halcones,
los que recreaban mi vista y mi espíritu con sus majestuosos vuelos.

Recorro con angustia interior los sitios aquellos,
buscando entre matas, alambrados y árboles,
las alegres tijeretas, con sus acrobáticos vuelos.
Ya no están aquellas “casas” que tienen sala y tienen alcoba,
como leía en aquel poema del viejo libro de lecturas,
si, los nidos de horneros, ellas y sus constructores, ya no están,

como tampoco están aquellas “cabecitas negras”...
en lo alto de aquellos inmensos eucaliptos,
como no puedo hoy, ver y deleitarme por las tardes invernales,
con el dulce y alegre canto de la calandria.

¡Oh! Cuanto daño nos hemos hecho
destruyendo todo aquello que la naturaleza nos dio,
y, que ya no podremos darle a nuestros descendientes,
quizás solo podremos dejarles tan solo un dibujo de algún ejemplar
de ese animal, pájaro o criatura que antes podíamos encontrar y fotografiar.

¡Oh! Señor Dios Nuestro, perdón
perdón por tanto daño...
perdón por tanto desatino...
perdón por pensar solo en mí...
perdón porno pensar en ellos...
porque al no pensar en ellos, no pienso en Ti.-

                                                                     lorenzo 07/1995