El día después...

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio 

 


 

En estos días como raro presagio en distintos medios de comunicación he tenido que escuchar sobre “el día después”. En relación al día después de la muerte, así escuche diferentas preguntas, pero no claras respuestas al menos para mí.

Entonces eso me dio pie para escribir esta reflexión, sin que sea la verdad aún cuando lo sea para mí, ya que las respuestas son muchas, tantas como sean las religiones e ideologías, por eso esto sirve par mí y para aquellos que puedan compartir MI FE…

 

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Para hablar del día después yo debo comprender que es la muerte y que significa vida, y en particular que es la “vida eterna”.

Mi fe es la católica, por eso al profesarla tengo un Credo que es la verdad de ella, lo difícil de mi Credo es que no solo debo saberlo, rezarlo según lo pida la liturgia, lo difícil es creer sin negaciones oportunistas que pueden “acomodar” alguna situación puntual, si yo digo CREO, es que cada palabra del Credo debo vivirla a pesar de mi propio bien, cuando se me pueda pedir negar alguna de esas palabras. El Credo contiene los misterios de mi Fe e hilvanando cada palabra del  mismo, diría un sabio sacerdote, puede todo mortal llegar a Dios y al final del Credo A la vida Eterna”.

 

Por eso el día después para mi será el nacimiento a la Vida Eterna prometida por Dios, ese día o en los subsiguientes se me mostrará la razón de mi fe, allí la FE terrena no tendrá sentido, ese día mi Fe se ha hecho realidad, la Esperanza que me fue dada por Dios en mi Bautismo, para llegar a Él ya no será necesaria, el haber llegado a ese día  ya no la necesito, he llegado. Y la gran virtud dada por Dios, ese día será realidad, es la virtud del amor. ¿He amado a mi Dios, uno y trino por sobre todo lo demás, he podido amar al prójimo, como amo mi vida, he renunciado a las tentaciones del  mundo para poder aplicar en el mundo ese amor? He allí la llave del Reino, de no tenerla, no te preocupes, tendrás allí posibilidades, pero estarás allí a la puerta, pero no dentro del Reino.   

 

Existen otras “llaves” ellas están en el Decálogo, en los diez mandamientos encontramos unidos en cada uno el Mandamiento de Nuestro Señor, el mandamiento del amor, si yo práctico los Mandamientos estoy manifestando a Dios y al mundo su amor.

Diez son las llaves, mi vida toda para encontrarlas, pero debo estar atento a la ceguera

que el mundo me impide descubrir el sentido de los mandamientos, esa ceguera nace allí en mi corazón donde el mundo cambió el amor por el egoísmo, éste me muestra la vida sin sufrimientos, dolores y plena de los “manjares de los bajos instintos”.

Allí no puedo encontrar las llaves, pero si, el descubrimiento de mi error en la forma de vivir, cuando eso sucede, la luz de la esperanza Divina me muestra el otro camino a las llaves, los Sacramentos, en especial el de la Reconciliación , por el cual me propone el Padre mi arrepentimiento y cuando lo acepto, ÉL me une por eso, a sus brazos amorosos…

El día después, tiene para mí el sabor de la vida, la plenitud de la gracia, sé que para llegar deberé modificar parte de mi forma de vida actual, me permita Dios tener esa gracia para conmigo….

                                                                             lorenzo  23/10/2012