El silencio que descubrio mi silencio

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio

 

 

Caminando lentamente, disfrutando del paisaje, oía el ruido que mis pasos producían al
pisar la granza del camino. Y a mí alrededor podía apreciar toda la belleza primaveral,
desde el verde brillante y nuevo que ostentaban con orgullo, las plantas después del
letargo invernal, hasta el suave aroma de las flores, que surgen por doquier al llamado
de la naturaleza. Mis oídos de deleitaban con el trinar de los pájaros, en aquel atardecer
de septiembre, en que te vi. En tu rostro se reflejaba, quizás, como en el mío, aquellas
delicias de la naturaleza.
Pero cuando me acerque a ti, sentí muy dentro de mi ser, no sé porque, ni como: Tu Silencio. Te hable, sabiendo que no me oirías. Tú por señas me contestaste, y el diálogo,
por la lectura de mis labios, continúo.

Desde ese momento pude comprender, y dar gracias por poder yo, oír cada sonido, aun aquellos molestos. Entendí la incomprensión de aquellos que oímos, para contigo que vives en el silencio infinito.
Desde mí “silencio” interior pude “escuchar” y comprender, cuanto más cerca de Dios tú estas, al poder, a través de tu silencio, escucharlo a Él, al no tener otros sonidos que te
interfieran la comunicación espiritual en lo profundo de tu corazón:

Te pido que el silencio que produce tu sordera, no te aísle del mundo que te rodea, y a Dios ruego, sepa darme la luz para comunicarme contigo, con el amor, porque mi voz es inútil para usarla contigo.
Dios te bendiga y en tu silencio quieras pedirle al Padre Dios, para que pueda yo escucharlo
a Él, con la misma dimensión con que tú puedes hacerlo.-

lorenzo 1992