Misericordia

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio

 

 

Misericordia, palabra del latín, misericordía, aplicada en las religiones, como la manifestación del amor de Dios a los hombres, la misericordia de Dios todo lo alcanza.
Una explicación del origen de la palabra que recibí, decía que en ella se unían la miseria y el dolor  del corazón, esa miseria que le causa a un ser, el dolor que le producen a una persona amada, otras que sin respeto lo dañan. El dolor que produce una injusticia a ese ser amado, el cual a pesar de haber enseñado y educado a aquellos otros, éstos olvidando sus enseñazas se vuelven en su contra ocasionando actos de injusticia.
Podríamos poner como ejemplo un padre que educa a sus hijos para el bien, y estos obrando mal le producen al padre un gran dolor, el Padre que les dio la vida y los crió con su amor, mira el mal hecho, pero no piensa en castigo alguno, solo pide arrepentimiento del mal consumado y que la boca del hijo pida perdón.
Allí podríamos decir se manifiesta en el padre la misericordia, Él tiene un corazón dolido y triste por los hijos que obraron mal, olvidando sus enseñazas y principios que les dio, y a pesar de esa miseria que hay en su corazón, Él no puede dejar de amar a aquel hijo suyo por malo que sea, y transforma todo su amor en un acto supremo de AMOR, y manifiesta su misericordia, al hijo que obro mal, pero recordó que su Padre un día le enseño el bien obrar, y arrepentido vuelve a buscar ese amor que hoy no tiene, pero que necesita.
Así también debe obrar Dios Padre con nosotros sus hijos que sabiendo que debemos ser buenos, obramos malamente, Él solo quiere de mí un dolor en mi corazón por el mal  hecho, y reconociéndolo mis labios le pidan perdón.
La misericordia de Dios, debe ser en nosotros el espejo de nuestra vida, “sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.” (Lc. 6, 36) nos dice Jesús.
¿Practicamos nosotros la misericordia para obtener misericordia, o tan solo consentimos en mente y acción que Dios es misericordioso, por lo cual obtendré misericordia sin ser misericordioso y trasgrediendo la voluntad de Dios?
Seamos prudente al actuar, juzgar, pensar y amar, “porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Ninguna cosa creada escapa a su vista, sino que todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas.” (Heb. 4, 12-13)