La muerte

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio

 

 

Viven por el sol las plantas, y los seres,
el agua genera para ellos la vital energía para crecer y vivir.
El aire suave o la fuerte frisa y también el fuerte viento,
son para todos, diferentes sensaciones, pero uno y otro, sustento de vida.

Muere tanto la planta como también todo ser viviente,
cuando algo de todo eso falta para sustentar la vida.
Pero el hombre es diferente, porque en el hombre hay cuerpo y alma.
Y puede el hombre tener aquellos elementos naturales y estar muerto.

Muere del hombre su alma cuando él pierde su fe…
Muere él cuando cae prisionero de las pasiones a causa de las tentaciones…
Muere el hombre cuando estando libre es prisionero del poder y el dinero…
Muere el hombre cuando vive tan solo para si, dejando a Dios de lado…

Más la muerte, del cuerpo se produce cuando la vida deja de estar en él,
y ese cuerpo mortal es ya solo un cuerpo inanimado, sin latidos…, sin vida.
Para muchos es allí donde se descubre la oscuridad de la muerte,
a causa de la separación del cuerpo y del alma.

Para mí, ese será el momento de la luz, de esa luz indefinida,
luz que todos deseamos hallar pero que pocos nos atrevemos a anunciar.
Es que hace falta tener definidas las virtudes dadas por Dios.
Si creo, se de la luz.
Si tengo esperanza, se adonde voy.
Si tuve y practique la caridad, sé que tendré esa luz.

La muerte no es sino el sustento de la vida. ¿De que me serviría la vida 
si estuviera seguro de que nunca la perdería, que le daría sabor a mi 
vida sin la sal de la VIDA ETERNA?
      

                                                                          lorenzo  15/06/2006