Amé, ¿Me amaron?

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio

 

 

Desde siempre tuve inclinación a amar.
Debió pasar de mi vida el tiempo hasta hoy, para poder definir esta inclinación.
Y amé, si amé sin reservas, y por ese misterio que nace de la fe, amé a Dios, así por Él ame toda la creación, de su creación ame a los autores de mi vida, mis padres y por el amor que ellos me dieron, amé a mis hermanos. Por ese amor recibido aprendí a amar prójimo en mis amigos, pero nunca pude odiar a enemigo.
¿Pero que es amar?
Para mí, amar es dar de mí lo mejor, para que otro pueda, al recibir mi amor sentirse amado, más feliz o simplemente menos desgraciado.
¿De donde viene mi amor?
Este es uno de los ministerios más intrínsecos de mi fe, y lo percibo así: el amor nace desde mi amor a Dios, porque amando a Dios, Él puede amarme y yo siendo amado por Dios, puedo amar su creación sin egoísmo, así al pájaro, al pez, a mis padres y por sobre todo, al ser que Él quería que fuera mi esposa.
Así cuando el tiempo fue madurando mi ser, sentí la necesidad de volcar ese amor guardado en mi corazón para esa mujer que Dios pondría en mi vida, ella estaba y un día estuvo junto a mi, allí comprendí el sentido verdadero del amor conyugal, dejar de ser dos para ser uno, así fue mi entrega y así fue, es y será mi amor por ella, en ella deje todo de mí y así fui feliz en esa entrega total de mi vida, mi cuerpo, mi ser, en ella deje todo mi amor, hoy vivo por ella y ella vive por mi.
¿Me Amaron?
Si preguntara a quienes pasaron por mi vida. ¿Se sintieron amados por mí?
La repuesta en forma casi unánime sería que si lo notaron.
Al igual que a ellos les pregunto yo, tal vez un día Jesús me pregunte: ¿Te has sentido amado por mí?
Mi repuesta sería entre lágrimas…“a veces 
Porque siempre he esperado de Él más amor que el recibido de Él, es mi pecado.                                             Porque cuando pedí, pedí mal o no sabía lo que pedía.
Porque he pedido siempre por la salvación en esta vida, pero nunca para la salvación de la vida eterna.
Porque soy y he sido egoísta y no he compartido su dolor.

Igual a Jesús yo tengo dolor en mi corazón, quizás porque quienes recibieron mi amor, no comprendieron que mi corazón necesitaba que ese amor fuera retribuido con el amor de ellos, y al no haber sido mi corazón regado por aquel amor, hoy se va muriendo…
Igual muere Jesús cada día, cuando no le devuelvo ese amor que Él me da a cada instante…
Cuando no me arrepiento de aquello malo que no debí hacer…
Cuando he negado mi perdón a alguien…
Cuando no soy sincero…
Cuando no soy humilde…
Cuando digo te amo tan solo por beneplácito propio.
Cuando soy medido en la renuncia de mi mismo, en beneficio de quien amo de corazón.
Cuando no puedo despojarme del egoísmo, al mirar la Cruz.
Por eso Amor es mirar la Cruz, ver a Jesús en ella, comprender y (por que no) tener el dolor y los sentimientos del Crucificado, quien amo a todos desde la Cruz, para que su Amor fuero el verdadero
AMOR entre los hombres…

Felices aquellos que al leer este pensamiento puedan decir “así amo yo”
Dios los bendiga y les conceda la paz, en el corazón.
                                                                                                            
lorenzo  24/06/2010