Fe católica

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio

 

 

Soy católico porque un día siendo niño Dios Padre, por su Hijo Nuestro Señor, derramo por el Espíritu Santo en las manos de un sacerdote misionero, el agua y pronunció las palabras: yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Dios engendró así en mí, las virtudes teologales, Fe – Esperanza – Caridad.
La palabra engendrar estuvo en mí, sesenta y cinco años, no inerte, más si no activa, pero con los tiempos de Dios y no los míos, antes no comprendía su significado, y ahora ya pasado el cenit de mi existencia, Él creyó que yo podía comprender el misterio de la encarnación centro vital de la fe católica.

Mi fe nace en el Bautismo y se centra en el Sacramento de los Sacramentos: La Eucaristía,
pero para que ella existiera en el mundo y fuera centro de vida y salvación, quien la generó, Jesús, debía nacer sin participación humana.

Ese misterio de fe, fue, es y será cuestionado por muchos, el motivo es la incomprensión de cómo fue engendrado Nuestro Salvador, Jesús Hijo de Dios.
Pero si centramos nuestra fe en nuestro bautismo, tal vez podamos comprender mejor ese misterio de fe. Si nuestra fe es engendrada por el Espíritu Santo, por que dudamos entonces de que ese mismo Espíritu haya engendrado en María, a aquel que debía venir al mundo, siendo Dios, como un semejante entre quienes debía vivir, enseñar, predicar y para el colmo del escándalo humano, morir en la cruz para la salvación de todos aquellos que creyendo que Él era hijo de Dios, y por la misericordia de Dios, todos los demás que cumplan con la voluntad de Dios Padre.

Donde quedaría mi fe, en que la transformaría, que sentido tendría mi existencia y mi religión, ¿si solo aceptara que Jesús nació de María, por concepción humana?
Si acepto que soy bautizado porque Dios engendro en mi las virtudes teologales, como no voy a comprender y aceptar el misterio de la encarnación centro de mi fe.
Mi fe católica me permite aceptar el gran misterio de la Encarnación de Jesús, en el seno virginal de María, por ser un misterio, Dios me concedió en el Bautismo, las virtudes teologales, FE para creer todo aquello que de Él proviene, ESPERANZA, para confiar en Él, más allá de mi incredulidad humana, CARIDAD, para dejarme amar por Dios y en ese amor recibido de Él, amar al prójimo.

Así es mi fe católica para mí, así la practico, la enseño, y la vivo, en todo lo que puedo con la ayuda de Dios, amén…