Conciencia

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio

 

 

Una calle, noche oscura de luna llena, un vehículo que avanza raudamente…
Un semáforo en la esquina, veinte metros antes se enciende la anaranjada luz,
signo de alerta, debe frenar pienso yo, detenido en a la espera de la verde para cruzar,
pero no, el conductor asiendo caso omiso a la señal impartida por el semáforo cruza ya con luz roja,
sin verme, lo peor, sin respetar su vida ni la mía, o la de otro conductor que pudiera cruzar.

Un sobre de papel color madera, tan común, allí sobre la mesa de un bar cualquiera…

Un mozo se acerca para ordenar la mesa recién desocupada, ve el sobre mira a su alrededor,
con el repasador que lleva en su brazo cubre el sobre y con gestos simples ordena la mesa,
junto a los elementos que trae en su bandeja, el sobre, al que desliza entre sus ropas,
tiempo después ya más sereno, buscando con la mirada alguna acusadora, no viéndola, aplaca su angustia, pero, ese que entró… ¿no es parroquiano del sobre? ¿Qué hacer?
Furtivamente revisó el sobre, un fajo de billetes lleno sus ojos, cuanto, mil, más…
Cuantas cosas podría solucionar con ese dinero, pero no era suyo. ¿No? Nadie sabía que lo tenía…
¿Nadie? Miró al techo y bajo la vista, lo pensó… ¿Cuánto, un segundo un siglo? Nunca lo supo…
Salió al salón allí él, sudorosa su frente, agitados sus movimientos, llorosos fueron los ojos que encontraron los suyos, con paso cansino pero seguro se acerco él, al verlo y ver el sobre corrió, tembloroso aún dijo con vos quebrada.
-¡Gracias, usted me ha devuelto la vida, este dinero es para que mi hija sea operada, vendí cuanto tenía y me detuve aquí a tomar un café, pensando como decirle a mi esposa que ya no tenemos auto y yo no tendré como andar, pero ella es todo para nosotros, gracias…gracias…!
-¡Tenga amigo y perdone que abrí el sobre, debo decirle que tuve la tentación de quedármelos pero…!
-¡Mi esposa y mis nueve hijos sabrán valorar mucho más su gesto…!
Desapareció en la calle y el tiempo paso, el mozo no contó a nadie aquel hecho, no quería ser tomado por tonto, pero él estaba tranquilo, sus problemas económicos persistían pero su conciencia le decía que había hecho lo correcto, pero a quien le importaba eso.
Una mañana seis meses después de aquel acontecimiento estaba el mozo atendiendo a la clientela del bar
cuando una familia compuesta de una madre, un padre y nueve hijos casi llena el lugar, aquel hombre se le acerco y dijo a una jovencita de unos quince años.
-¡Hija este es el hombre de quien les hable, gracias a su honorable conducta, tú estás viva!
Se acerco la niña al mozo, traía en sus manos un sobre floreado, lo extendió diciendo.

-¡Señor, este presente es por ser tan bueno, es sencillo y humilde, pero lo bordo mamá mientras me cuidaba en el hospital, mientras me cuidaba, tenga por favor!
Abrió él el sobre, dentro un pañuelo de un blanco inmaculado tenía un bordado con letras doradas que decía: “Gracias por su honradez”
Aquel hombre acostumbrado a recibir propinas, abrazo a la niña y sus ojos derramaron lágrimas como nunca, porque nunca nadie había valorado su honradez.

La conciencia es así, como un semáforo, y estas dos historias son solo eso, historias, ejemplos…
Cuando una persona debe tomar una decisión por una acción a llevar a cabo la conciencia enciende una luz, puede ser esta, verde, amarilla, o roja, a saber.
* Cuando la acción esta reñida con la moral, la ética, o cuando puede causar el mal a alguien, se enciende

la luz amarilla, allí uno debe discernir en una fracción mínima de tiempo hacer lo malo o lo bueno.
* Cuando la conciencia rechaza el llamado de atención el hombre actúa sin conciencia, cruza con luz roja
toda situación límite y genera así un acto deshonesto para si y para el prójimo.
* Cuando la acción será en conciencia, moral y ética un acto bueno, la luz verde te da paso y deja accionar
a la persona en libertad consigo y con el prójimo.

¿Cual de las luces del semáforo de la conciencia se enciende más seguido en tus actos?
No quiero ser tu juez, solo quiero activar tu semáforo de la conciencia, tú decides por ti mismo cual usar.