Convicción

Autor: Diácono Lorenzo Brizzio

 

 

Un día me golpearon de manera tal, que quede de cuerpo en el suelo…

Aturdido, desperté, me levante y con mi dolor a cuesta el camino de la vida retome.
Después en ese mismo camino, me engañaron, y así mis ilusiones se rompieron,
pero ello no hizo otra cosa que mi corazón sufriera por ello, pero no me mato…

Y yo seguí llevando por el mundo mi cuerpo golpeado y mis rotas ilusiones.

Un atardecer encontré en mí caminar, a ella, la mentira que me subyugo con su encanto,
y la seguí, y con ella fui feliz…, pero tan solo un tiempo, tiempo que duro ella en mí.
Una mañana triste de mi vida se presento la verdad y su duro golpe a mi inocencia me desvaneció,
creí que moriría, que ya no podría vivir más…, pero me repuse y continué mi caminar.

Pero tantos desencuentros terminaron por dañarme, ¿tenía sentido mi vida después de todo eso?
Busque en sabios, en libros, en propios y extraños, una repuesta a mi pregunta. No la encontré.
Melancólico, arrastrando mi humanidad sobre el sendero, descubría que iba, tan solo eso, ¿pero adonde?
De pronto, algo interior, algo que siempre estuvo allí, sin yo saberlo a ciencia cierta, se despertó…
¿Qué fue? Igual que a mí, a ustedes también les interesa saber que fue, bien eso se llama convicción.

Ella fue, - lo descubrí después- la que permitió mantenerme en el caminar de la vida buscando, buscando…
Ella me permitió perdonar a los que me golpearon, a los que engañaron, a los que me mintieron,
ella fue quien me mantuvo firme en mi fe, y esa fe, que creía perdida volvió a obrar en mí,
por mi fe encontré en el horizonte oscuro y triste de mis días, el sol, la luz, el sentido de la vida.

Cuantas veces los accidentes diarios de la vida, hacen que la convicción, de la vida, de la fe en Dios, de los propios principios que uno tiene, se vea atacada, disminuida y ello nos lleva a no encontrar el rumbo,
cuando uno solo es el rumbo, y el camino es él, su nombre, Jesús, quien por el Padre y el Espíritu Santo,
te deja caminar libremente por el mundo, pero siempre esta pronto a acudir a tu auxilio cuando tú:
Te dejas abrumar por las cosas del mundo y pierdes el rumbo, cuando tú te sientes solo.
ÁNIMO, LEVANTANTÉ, VE, EL CAMINO CONTINUA, ÉL ESTÁ A TU LADO, BÚSCALO.