"Frutos de los Años"

Aquella pregunta...

Autor: Diácono Lorenzo Brizzio

 

 

Fue aquella pregunta...
Pregunta que al paso escuche: ¿De que sirve ser bueno, si al fin todo es igual ante al muerte?
Cual hoja llevada por el viento la pregunta me siguió. Cada paso que daban mis pies, repetía
sordamente en mis oídos y a mis labios llego por el silbido, la canción que de niño entoné.
«Morir no se muere nunca, vivir, vivir es esa la ley del hombre»
Pero... vivir tan solo por vivir, pensando solo en mí, es fácil; y así aplicados los actos de mis días, se ven como buenos, y con ello voy acumulando en mi haber “mil cosas”. Por ello mi ego se acrecienta tanto que no cabe en mí.
Así soy para unos “ejemplo”, para otros casi un “dios”. Y el camino de mi vida se allana y todo lo tengo apara mi, nada importa entonces, este o aquel, sobre todos ellos puedo pasar sin temor por no prestarles atención, y en el fondo de mí me digo, soy bueno, porque doy dádivas por doquier... y con ello quito a quien le doy: Su Dignidad.

Así divagando volvió a “golpearme” aquella pregunta...
¿De qué sirve ser bueno?
Yo sé que ser bueno en este mundo, no es fácil cuando se vive regido por los signos de Dios, lo
cual es muy diferente de lo que ven aquellos que solo miran con ojos humanos.
Que ser bueno, es tener la dignidad de hombre, es saber que cada acto de mis días, no son para mí: Son para Dios.
Que en esos actos está la riqueza que voy acumulando, para pagar mi estadía en este mundo,
que mis obras que realice en beneficio de mis prójimos, por si mismas van elevando mi alma al cielo, que son las que le dan sentido a mi viada en este mundo, en ellas descubro que ser bueno, aquí en este mundo, sirve porque ello primara sobre la demanda del juicio.

«Que nada, ni todo es igual. Que cada uno tendrá un día su “premio”, por lo que hizo en esta vida» Es esta la sentencia. Decía mi Madre.

Seguí caminando por la calle de la vida... y no escuchan ya mis oídos el eco de mis pasos...
Allá atrás quedó aquella pregunta, la vida me dio la repuesta.-