"Frutos de los Años"

Los pies de la Cruz

Autor: Diácono Lorenzo Brizzio

 

 

Un día igual a muchos otros, caminando por las calles, sentí de pronto,
que el peso del mundo caía sobre mis hombros, y me impedían caminar,
así angustiado, eleve mi rostro al cielo, y a Dios rece así:
“Dios mío, líbrame de este peso, quita de mí esta angustia,
que me impide seguir caminando,
muéstrame, Padre, la salida de este gran pesar.” Amén.

Seguí caminando, de pronto vi ante mí, unos pies, los mire, estaban clavados;
el clavo los unía a un Madero. Levante mis ojos, allí estaba Él, Jesús el Señor,
crucificado al madero de la Cruz. Sentí sobre mí, su dulce mirar, y su voz llegó
hasta mí, en estos términos:
“Hijo, ¿Eres tu, quien quiere una salida a tus pesares?
¡Ven! Súbete a mi cruz. No temas, tómate de mis pies...
¡Ven! No dudes hijo, ven...”

¿Saben? Hoy aun llevo el peso del mundo sobre mí. Es que aquel día por miedo,
o tal vez por pensar que sería demasiado mi sufrimiento,
si subía a la cruz de Jesús, y entonces no me tome del Madero y lo deje solo.

Ese día no creí en Él, y pensé que la solución sería huir, entonces huí.
Hoy sé que de haberme subido a su Cruz, tendría yo, hoy, paz y serenidad en mi vida.
Sigo por el mundo, buscando encontrar de Dios, otra oportunidad.
Si la encuentro, si la tengo, allí subiré, porque en la Cruz de Cristo, está mi salida,
también mi salvación. Pero escucha, allí esta también tu paz, tu salida, tu salvación.-