Leer el Evangelio antes de la
misa
P. Fernando Pascual
10-9-2025
Un obispo de finales del siglo
IV aconsejaba a sus oyentes que leyesen y comentasen el Evangelio en familia,
sobre todo antes de escuchar una explicación del mismo, para estar mejor
preparados para comprenderlo.
“Deseo pediros un favor antes
de comenzar la explicación de las palabras del evangelio; y os suplico que no
me neguéis lo que os pido. No pido cosa que sea gravosa ni pesada; y en cambio
será útil, si la consigo, no tan solo para mí, sino también para vosotros, si
la concedéis; y aun quizá sea más útil para vosotros que para mí. ¿Qué es lo
que pido? Que el primer día de la semana o el sábado mismo, tomando cada uno la
parte del evangelio que luego se leerá en la reunión, sentados allí en vuestro
hogar repetidamente la leáis y muchas veces la exploréis y examinéis y
cuidadosamente peséis su valor y anotéis lo que es claro y las partes que son
oscuras; y también lo que en las expresiones parezca contradictorio, aunque no
lo sea; y así, tras de examinarlo todo, luego vengáis a la reunión. De empeño
semejante nos vendrá no pequeña ganancia a vosotros y a mí”.
El obispo, san Juan
Crisóstomo, quería el bien de sus oyentes. Por eso deseaba de corazón que
aprovechasen al máximo las explicaciones que les iba ofreciendo sobre el
Evangelio.
Para ello, les
invitaba a una buena lectura previa de la Palabra de Dios. Era consciente de
que pondrían la clásica dificultad: “no hay tiempo”. Pero luego les recordaba
cuánto tiempo dedicaban para tratar asuntos mundanos, para ir al teatro o a las
carreras de caballos.
Si tenían tiempo para
actividades que poco o nada aprovechan, ¿no serían capaces de invertir un
tiempo a los asuntos más importantes, los que se refieren a Dios y a la
salvación del alma?
Crisóstomo propone hacer una
buena lectura antes de la “reunión”. Podemos perfectamente aplicar su consejo a
la misa: la viviríamos mucho mejor si llegásemos a ella bien preparados, con un
deseo de profundizar en lo que Dios nos quiera enseñar en el Evangelio y en las
otras lecturas del Antiguo y del Nuevo Testamento.
En un mundo donde dedicamos
tanto tiempo a redes sociales, programas de televisión, lecturas varias, y
otras actividades recreativas, vale la pena encontrar un poco de tiempo para
abrir el corazón a la escucha de lo más importante: una Palabra que Dios dirige
a cada hombre para manifestarnos su Amor y conducirnos a la plenitud de la vida
verdadera.
(El pasaje aquí reproducido se
encuentra en san Juan Crisóstomo, Homilía 11, de sus Homilías sobre
el Evangelio de San Juan).